El tendón de Aquiles es la extensión tendinosa de los tres músculos de la pantorrilla: gemelo, sóleo y plantar delgado (Tríceps sural). En los humanos, este tendón pasa por detrás del tobillo
y es el más grueso y fuerte del cuerpo. Mide unos 15 cm de largo y
empieza cerca de la mitad de la pierna, pero recibe fibras musculares
sobre su superficie anterior casi hasta su extremo. Constrayéndose
gradualmente mientras baja, se inserta en la parte central de la
superficie posterior del calcáneo, estando interpuesta una bursa
entre el tendón y la parte superior de esta superficie.
El tendón se
abre un poco en su extremo inferior, de forma que su parte más estrecha
queda unos 4 cm por encima de su inserción. Está cubierto por la fascia y el integumento, y sobresale prominentemente por detrás del hueso. El hueco está relleno de tejido areolar y adiposo. A lo largo de su cara lateral, pero superficialmente, está la vena safena menor. El reflejo aquíleo permite comprobar la integridad de la raíz espinal S1.
Es un tendón muy potente que soporta en carrera fuerzas de hasta 500
kgrs. y puede, por tanto, ser asiento de diversas lesiones en cuanto se
modifican las condiciones de contracción, el eje de tracción o sufre
traumatismos por compresión directa en pleno funcionamiento.
¿Por qué su nombre?
Este tendón es llamado en honor de Aquiles, personaje de la mitología griega, y de su célebre vulnerabilidad en el talón, cuenta el mito que Tetis, tuvo un solo hijo con Peleo: el gran Aquiles. Para que adquiriera
la invulnerabilidad lo llevó a las orillas del río Estigia,
donde las aguas que corrían por allí hacían insensible
a cualquier herida a lo que tocaran, Titis lo sumergió agarrándolo
únicamente del talón, y fue por ello que Aquiles solo tenía
un punto débil: el talón, única parte de su cerpo que
no fue tocada por el agua.
El registro conocido más antiguo en el que se le da ese nombre es el del anatomista flamenco Philip Verheyen en 1693. En su muy difundido libro Corporis Humani Anatomia, capítulo XV, página 328, Verheyen describía la ubicación del tendón y decía que era comúnmente llamado «la cuerda de Aquiles» (quae vulgo dicitur “chorda Achillis”). De la misma leyenda surge la expresión talón de Aquiles.
El registro conocido más antiguo en el que se le da ese nombre es el del anatomista flamenco Philip Verheyen en 1693. En su muy difundido libro Corporis Humani Anatomia, capítulo XV, página 328, Verheyen describía la ubicación del tendón y decía que era comúnmente llamado «la cuerda de Aquiles» (quae vulgo dicitur “chorda Achillis”). De la misma leyenda surge la expresión talón de Aquiles.
Tendinitis de Aquiles
Si el tendón se hincha o se irrita debido a su uso excesivo, se puede
desarrollar una afección dolorosa denominada tendinitis de Aquiles generalmente debida al sobreesfuerzo del miembro afectado o a una torcedura, Si
se deja sin tratar, puede convertirse en una afección crónica que acaba
imposibilitando la marcha.
Causas
- Cambios en la altura del tacón. Si en la vida normal se calzan zapatos de tacón alto y en la práctica deportiva se eliminan, el tendón sufre una tracción desacostumbrada en condiciones de esfuerzo, provocando su irritación.
- Compensación de un arco plantar doloroso. El deportista fuerza la tracción del Aquiles al modificar el apoyo plantar para evitar el dolor del arco.
- Las desviaciones axiales del tobillo como el pie cavo-varo obligan a una dirección de tracción que fuerza más unas fibras, en este caso las de inserción externa, que otras.
- La hiperpronación por una talonera muy blanda.
- Incremento del nivel de actividad. El hecho de iniciar un programa de entrenamiento tras un período de inactividad o de añadir kilómetros (millas) o bien colinas al circuito que se recorre son dos ejemplos de actividades que aumentan el riesgo de desarrollar tendinitis de Aquiles.
- Deportes que requieren movimientos bruscos y frenazos súbitos; como el tenis y el baloncesto.
- Cambio de calzado o el hecho de llevar calzado deportivo viejo o que no sea de la talla adecuada. Un calzado recién estrenado, desgastado por el uso o de una talla incorrecta puede hacer que los pies de la persona intenten compensar los problemas asociados y sometan al tendón de Aquiles a tensiones excesivas. Asimismo, el hecho de llevar zapatos de tacón alto constantemente puede hacer que el tendón y los músculos de la pantorrilla se acorten, y el cambio subsiguiente a zapatos planos y ejercicio puede someter al talón a tensiones excesivas.
- Correr montañas cuesta arriba. El hecho de correr cuesta arriba obliga al tendón de Aquiles a alongarse más de lo normal.
- Debilidad en los músculos de la pantorrilla o pronación excesiva (los pies giran hacia el interior al correr). La pronación excesiva hace que la parte inferior de la pierna rote hacia el interior y ejerza una tensión rotatoria sobre el tendón.
- Hacer ejercicio sin sesiones de precalentamiento previas. Unos músculos de las pantorrillas agarrotados o que carecen de la flexibilidad necesaria reducen la movilidad del atleta, lo que ejerce una sobrecarga adicional sobre el tendón.
- Correr o hacer ejercicio sobre una superficie dura o irregular.
- Una lesión traumática en el tendón de Aquiles.
¿Cómo puedes prevenir la tendinitis de Aquiles?
Adopta los siguientes pasos para reducir el riesgo de desarrollar una tendinitis de Aquiles:
- Conserva una buena forma física durante todo el año e intenta mantener los músculos lo más fuertes posible. Unos músculos de las piernas fuertes y flexibles rinden más y someten a los tendones a menos tensiones.
- Incrementa la intensidad y duración de las sesiones de entrenamiento de forma gradual. Esto es especialmente importante si has estado inactivo durante un tiempo o cuando empiezas a practicar un deporte completamente nuevo.
- Haz siempre sesiones de precalentamiento antes de correr, entrenar o practicar deporte. Si tus músculos están tensos o agarrotados, los tendones de Aquiles tendrán que trabajar con mayor intensidad para compensar esa falta de flexibilidad.
- Utiliza un calzado que sea de tu talla y que esté diseñado para el deporte que practicas. Si te gusta correr, dirígete a un establecimiento especializado en este deporte y pide a un profesional con experiencia que te ayude a elegir un calzado adecuado para tu tipo de pie y que te proporciona suficiente apoyo. Cambia de calzado antes de que este esté demasiado gastado por el uso.
- Intenta correr sobre superficies blandas, como el pasto, caminos de tierra o pistas de fibra sintética. Las superficies duras, como el cemento o el asfalto, someten a las articulaciones a presiones excesivas. Evita también al máximo correr cuesta arriba o cuesta abajo por colinas o montañas.
- Modifica la rutina de ejercicios. Trabaja distintos grupos musculares para mantenerte en una buena forma física general y evita sobrecargar por uso excesivo determinados músculos en concreto.
- Si percibes algún síntoma de tendinitis de Aquiles, deja de correr o de hacer actividades físicas que someten a tus pies a tensiones excesivas. Espera a que se te vaya el dolor o a que el médico te dé el visto bueno para volver a hacer
Tratamiento
- Cura semanal de la herida y retirada de los puntos a las dos semanas
- Apoyo progresivo usando una ortesis de inmovilización de tobillo hasta completar la tercera semana
- Comienza entonces el proceso de rehabilitación con drenaje linfático, movilización pasiva y activa hasta recuperar la movilidad, marcha y ejercicios en piscina y entrenamiento de la propiocepción usando plataformas de equilibrio.
- El retorno a la actividad deportiva va a depender de la progresión en todo el proceso. Sobre la sexta semana autorizamos el comienzo de la carrera continua con precaución y ascenso gradual en la intensidad y duración de los ejercicios.
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