LESIONES DE MENISCO
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Son
muchos lo factores que intervienen en la lesión de un menisco. El
menisco interno se lesiona con mayor frecuencia que el externo, con una
relación de 3 a 1, POR QUÉ? La respuesta es clara: El menisco interno,
al estar fijado firmemente en toda su periferia, se mueve menos que el
menisco externo, cuya fijación es más central. Gracias a su mayor
movilidad el menisco interno esta menos expuesto a lesiones.
Al
estudiar los factores etiológicos mecánicos, se considera que la lesión
de menisco aparece como resultado de la fuerza compresión, tracción o
por una combinación de ambas. La lesión es el resultado de la acción del
peso corporal combinada con los movimientos incorrectos, forzados o
excesivos, tanto de la flexión-rotación como de la extensión-rotación.
La combinación del peso corporal con el esfuerzo rotacional durante la
flexión o extensión es un factor aceptado como una causa de lesión de
los meniscos.
La rotura de menisco con la pierna completamente
extendida es a menos que esta rotura forme parte de una lesión extensa
con rotura de ligamentos cruzados o laterales, haya o no rotura
condílea, por eso la rotura de menisco debe de atribuirse a una flexión o
extensión de la rodilla pero con rotación interna o externa forzadas en
un momento en el que la tibia se haya fija en el suelo en bipedestación
.
Otra teoría para explicar el mecanismo de rotura del menisco
considera el hecho de que, junto a la flexión y rotación externa, se
produce un valgus forzado de la rodilla, en el que el espacio
articular interno se abre; en esta situación, los cóndilos tibial y
femoral aprietan el menisco atrapado, que se introduce en el espacio
articular interno abierto. El menisco se aplasta, produciéndose una
rotura longitudinal y un desplazamiento del fragmento interno del cuerno
posterior hacia la articulación.
La rotura longitudinal
completa es rara en una lesión inicial de un menisco normal, pero puede
darse por la acción de lesiones repetidas. El hecho de que la superficie
inferior del menisco revele la localización precoz de la lesión se
explica probablemente por el hecho de que el cartílago se mueve con el
fémur lo que produce una irritación debida a la superficie tibial.
Otros
factores que claramente influyen en son: insuficiencia constitucional,
laxitud de los ligamentos, insuficiencia muscular, hábitos laborales que
motiven esfuerzos incorrectos, obesidad o constitución excesivamente
vara o valga de la rodilla que desequilibran las tensiones a las que se
hayan sometidas las estructuras de la articulación, y esfuerzos
violentos que contribuyen a la rotura del menisco y al aparición de
cambios degenerativos.
Video Explicativo de una Lesión de Menisco
TIPOS DE LESIONES MENISCALES
El mecanismo lesional clásico en las roturas traumáticas obedece a un movimiento de flexión o extensión brusco con el pie fijo en el suelo que bloquea el mecanismo de torsión fisiológico de la rodilla impidiendo la rotación externa tibial con la extensión y la rotación interna en la flexión. Así, las lesiones del menisco interno aparecen con un mecanismo de flexión y rotación externa. Las roturas en asa de cubo suelen producirse al pasar bruscamente de la posición de cuclillas o de rodillas a bipedestación (cizallamiento).
Los meniscos pierden progresivamente sus propiedades viscoelásticas, volviéndose más rígidos y frágiles. Aparecen roturas degenerativas por el pinzamiento del mismo entre el fémur y la tibia, frecuentes a nivel de los cuernos meniscales posteriores y generalmente de morfología compleja.
Existen tres grandes tipos de roturas: verticales, en el seno del espesor meniscal, que pueden ser completas (brecha desde la superficie superior meniscal hasta la inferior) o incompletas (respetan parcialmente el espesor meniscal). A su vez, morfológicamente se dividen en longitudinales (simples, en asa de cubo), transversales o radiales y oblicuas. Los otros dos tipos son las roturas horizontales o “en boca de pez” y las complejas o mixtas, que combinan trazos de rotura verticales y horizontales; son las lesiones en pico de loro, pediculadas y en asa de cubo doble o múltiple.
Las lesiones meniscales son raras en niños menores de 10 años y en deportistas adolescentes se suelen asociar a lesiones del LCA o meniscos congénitamente anómalos. Típicamente son roturas longitudinales periféricas.
CONCEPTOS CLÍNICO-PATOLÓGICOS.
La
rotura inicial del menisco interno se produce con mayor frecuencia en
el polo posterior. Si la rotura longitudinal afecta exclusivamente al
tercio posterior del menisco, éste vuelve a su posición normal gracias a
la elasticidad inherente.
Si la lesión es importante y se
extiende más allá del ligamento lateral, el menisco queda aprisionado
entre los dos cóndilos y se produce un bloqueo de la articulación.
En
una rotura externa, la totalidad del fragmento interno puede
desplazarse hacia el centro de la articulación, en cuyo caso no se
produce bloqueo debido a que el fragmento central se aloja en la fosa
intercondílea.Las molestias no las produce la rotura en si misma, sino
el estiramiento o la rotura de sus fijaciones periféricas y la reacción
sinovial aguda en el espacio articular.
La gravedad de la
lesión del menisco no está necesariamente en la relación con la
intensidad del dolor. Las roturas de menisco se acompañan
invariablemente de derrames sinoviales producidos por la lesión de la
membrana sinovial, la cápsula o los ligamentos.
Hay que tener
en cuenta que hay otras lesiones de la articulación de la rodilla
distintas de la rotura de menisco que también pueden producir derrame y
deben tenerse en cuenta en el diagnóstico diferencial de las
inflamaciones de esta articulación. Un derrame puede producir una
sensación de compresión sin dolor.
SIGNOS Y SÍNTOMAS DIAGNÓSTICOS.
El
primer signo dado por el paciente en el momento de la lesión suele ser
el de una torcedura, un movimiento de rotación de la pierna con el pie
firmemente fijo en el suelo, un golpe directo sobre la extremidad
flexionada y en rotación, o al pasar de una posición de cuclillas
completa a posición erecta.
El dolor suele ser intenso y
repentino como si “algo se hubiera roto en la rodilla”. El dolor de una
rotura de menisco aguda suele producir una detención inmediata de la
actividad, mientras que una distensión de ligamentos permite continuar
la actividad pero con molestias. A las pocas horas aparece una
inflamación y en ocasiones la rodilla se bloquea inmediatamente, pero
este bloqueo puede ser momentáneo y reducirse espontáneamente.
Tras
la lesión inicial suele aparecer un derrame sinovial. En ausencia de
derrame, debe sospecharse una lesión extraartícular. Las lesiones de los
meniscos externos producen menos derrames que las de los cartílagos
internos debido a que tienen menos fijación capsular periférica.
La aparición inmediata de derrame hemorrágico masivo implica una lesión
capsular, ligamentosa u ósea graves, o una combinación de ambas.
Puede
observarse dolorimiento cutáneo a lo largo de toda la línea de la
articulación, lo que probablemente indica rotura de la fijación
periférica del menisco. Este dolor cutáneo a la presión es más evidente
en la zona posterior de la articulación, raramente se observa en la
anterior, ya que la rotura no se produce ahí.
En la rotura de
menisco, el dolor cutáneo puede aparecer en la región del ligamento
lateral interno, pero la rotura del ligamento, con o sin lesión conjunta
del menisco, produce dolorimiento por encima de la línea articular.
Es
frecuente encontrar bloqueos en una lesión inicial, ya que la rotura se
produce en el tercio posterior del menisco sin ningún desplazamiento,
ni compresión del cartílago. En roturas iniciales más graves o lesiones
por roturas repetidas que se extienden hacia delante hasta el plano
coronal de la articulación, puede producirse un bloqueo como prevención
de una extensión completa de rodilla. El verdadero bloqueo suele
ser repentino, al igual que la desaparición del mismo. Un bloqueo
gradual puede ser el resultado de un derrame hemorrágico en la
almohadilla de grasa infrarrotuliana, o estar producido por u cuerpo
extraño dentro de la articulación. No todas las lesiones de menisco dan
una historia de bloqueo.
La resistencia e inseguridad que el paciente nota al andar, puede indicar una rotura del segmento posterior del menisco.
Los
chasquidos audibles por el paciente o examinador se consideran
producidos por el recorrido del cóndilo femoral sobre una irregularidad
articular.
ATROFIA DEL CUÁDRICEPS.
La atrofia
del cuádriceps aparece rápidamente tras una lesión de menisco y se
aprecia especialmente en el vasto interno. La atrofia puede verificarse
de forma mensurable a los pocos días de la lesión y se empieza a notar a
los 10 a 14 días. La medición del muslo constituye un aparato
obligatorio ante cualquier lesión o exploración de la articulación de la
rodilla.
El derrame de la articulación produce una inhibición
refleja del cuádriceps. La inhibición de la contracción del cuádriceps
la producen tanto el dolor como la distensión de la cápsula. Todas las
articulaciones del cuerpo tienen a la posición de mínima presión
infraarticular. El aumento de presión sobre la cápsula, que se haya
inervada por las fibras de sensibilidad dolorosa y a la presión, puede
perfectamente estimular la innervación refleja.
DIAGNÓSTICOS MANUALES DE LA LESION MENISCAL (Pruebas Funcionales y Mecánicas)
Los
denominados signos del menisco son numerosos y varían en función de
quien los trate, aunque hay signos que tienen nombre propio (del médico
que los describió),de los cuales nombraremos los siguientes:
1.-SIGNO DE Mc. MURRAY.
Paciente
recostado, dobla la rodilla hasta que el talón toca las nalgas. Para
examinar el menisco interno, la pierna se rota exteriormente sobre el
fémur, se extiende la pierna gradualmente manteniendo firmemente la
rotación. Esta prueba solo es válida durante la extensión desde la
flexión en 90º y no diagnostica roturas del tercio anterior del menisco.
2.-PRUEBA DE APLEY.
La finalidad de esta prueba es la de poder diferenciar entre una lesión de menisco y una lesión capsular o ligamentosa.
El
paciente en posición prona, se flexiona la pierna 90º y se rota la
pierna con la tracción simultánea hacia arriba. La aparición de dolor
con esta maniobra indica la existencia de una lesión en la capsular o
ligamentosa. La aparición también de un dolor o un chasquido con la
rotación de la rodilla flexionada al ejercer presión hacia abajo, nos
indica la existencia de una lesión de menisco.
3.-SIGNO DE DESPLAZAMIENTO DE LA SENSIBILIDAD DE STEINMANN.
La sensibilidad se desplaza hacia atrás cuando se flexiona la rodilla y hacia delante cuando se extiende.
4.-PRUEBA DEL MENISCO A LA HIPERFLEXIÓN.
Con el paciente en posición prono, la hiperflexión de la rodilla con la
pierna en rotación interna o externa puede producir un desplazamiento
hacia delante del cartílago con un chasquido doloroso por la compresión
del fragmento entre los cóndilos.
ARTROGRAFÍA
El
procedimiento diagnóstico consiste en la inyección de medio de
contraste en la articulación y la visualización de todos los tejidos
intraarticulares.
En la interpretación de una artrografía
existen numerosos fenómenos engañosos que pueden producir un diagnóstico
engañoso o incorrecto, de ahí que deba evaluarse de forma completa todo
el líquido intraarticular. A continuación se inyecta aire en la
articulación con el fin de distender la cápsula y crear un contraste
fluoroscópico. Se le inyecta de forma segura e indolora 20/40 m.l. de
aire, pero la cantidad exacta debe restringirse a aquel volumen que, sin
causar distensión dolorosa produzca un contraste visible de la
articulación. Tras el aire se le inyectan 3 ó 4 m.l. de medio contraste
líquido utilizando la misma aguja.
Se le indicará al paciente
que mueva ampliamente la rodilla después de la inyección sin que su
pierna soporte peso en ningún momento. Esta serie de movimientos
aseguran la tinción de todos los tejidos intraarticulares. Las
estructuras visualizables no son solo los meniscos, sino también las
bolsas sinoviales que conectan con el tejido articular.
TRATAMIENTO.
Las
roturas de menisco no se extienden a las porciones periféricas de
fibrocartílago vascularizado no cicatrizan, las que se extienden a las
zonas vasculares cicatrizan si se lleva a cabo una reducción del menisco
desplazado y se inmoviliza la rodilla durante al mínimo 3 semanas.
En
una rotura manifiesta, el tratamiento conservador tendrá un sentido
provisional, permitiendo simplemente un retorno de la función en
ausencia de dolor, pero de escaso valor si la incapacidad o el dolor
recurren.
La decisión de tratar quirúrgicamente la lesión varía
según la experiencia del cirujano, de todas formas una rodilla con
bloqueo funcional y recurrencias debe someterse por lo general a una
artrotomía.
REDUCCIÓN.
El bloqueo debe reducirse
a 24 horas. Tras ese periodo, el derrame sinovial produce una pérdida
de elasticidad del menisco que dificulta el retorno a la posición
normal. La maniobra de reducción suele requerir anestesia. Esta técnica
consiste en aplicar una tracción longitudinal con rotación simultánea en
ambas direcciones con movimientos laterales; flexión completa de la
rodilla, con rotación interna forzada si se está tratando un menisco
interno (y rotación externa si se trata un menisco externo); y extensión
forzada por parte del paciente.
La consecución de un completo
rango de movimientos indica el éxito de la reducción. Debe comprobarse l
amplitud de movimientos con los de la otra pierna para asegurar que la
extensión es completa comparada con la normal.
La repetición
de la maniobra puede producir una extensión de la rotura en dirección
anterior o central dentro del espacio articular. Si persiste un
fragmento desplazado, los últimos grados de la extensión no podrán
realizarse debido ala resistencia tanto activa como pasiva.
TRATAMIENTO CONSERVADOR
El tratamiento conservador es permisible, de hecho está indicado si,
tras la lesión inicial, no es posible llegar inmediatamente a un
diagnóstico claro y el paciente puede realizar una extensión completa.
Puede hacerse un examen más preciso cuando ha remitido el derrame, el
cuádriceps ha recuperado tono muscular y el funcionalismo empieza a
recuperarse. Si el paciente puede llevar a cabo un rango completo de
movimientos, se le permitirá deambular con el fin de llevar a cabo una
exploración.
Si la intervención ha sido eficaz en la reducción
del bloqueo, puede empezarse un programa de rehabilitación o de
ejercicios. Se evitarán las flexiones exageradas, la posición de
cuclillas y la actividad deportiva.
Junto a la rotura de
menisco, puede haber una rotura o torsión grave de ligamentos cruzados o
laterales, si esto es así, debe llevarse a cabo una evaluación de esas
estructuras al igual que los signos de los meniscos.
Si no
existe bloqueo, 2 ó 3 semanas de tratamiento conservador bastarán para
reducir o eliminar el derrame y permite una evaluación precisa. Si
existe una lesión ligamentosa simultánea a un bloqueo de rodilla,
inicialmente debe eliminarse el bloqueo. La finalidad del tratamiento
conservador es favorecer la absorción del derrame, restablecer el
mecanismo del cuádriceps y desbloquear inmediatamente la articulación.
La eliminación del derrame se lleva a cabo mediante una aplicación de
bolsas de hielo durante 23 a 36 horas seguidas de la aplicación de
calor, evitar el esfuerzo y el uso de vendajes compresivos. El
mantenimiento o restablecimiento de la función del cuádriceps se trata
en la sección del postoperatorio.
PROGRAMA DE REHABILITACIÓN POSTOPERATORIA
En el postoperatorio inmediato, antes de quitar el torniquete, debe
colocarse un vendaje compresivo apretado en la pierna y situar está en
posición elevada. Al segundo día deben iniciarse los ejercicios de
mantenimiento del cuádricpes, que se llevan a cabo durante 10 ó 15
minutos 3 ó 4 veces al día. Cuando resulta posible, ya sea por que la
cirugía es electiva o por que se dispone de tiempo, el aprendizaje de
estos ejercicios preparatorios, facilita su posterior realización.
A partir del tercer día, el paciente debe progresar desde los
ejercicios isométricos a la elevación recta de la pierna, utilizando el
peso de la cama como resistencia.
Posteriormente,
debe conseguir aumentar la resistencia a medida que lo vaya tolerando,
de forma que no se permita el fracaso de estos progresos. Si el dolor
existe o hay derrame excesivo, o una combinación de ambos, deberá
revisarse el programa. La duración normal es de 10 semanas.
EJERCICIOS DE CUÁDRICEPS
Los ejercicios para fortalecer el funcionalismo de los cuádriceps son
lo suficientemente importantes como para no olvidarlos ya que esos son
los que nos van a fijar la rodilla una vez quitado un menisco.
Hay 2 aspectos importantes en el fortalecimiento del cuádriceps: la fuerza y la resistencia.
Los ejercicios para aumentar la fuerza no proporcionan resistencia,
pero la fuerza es esencial y debe desarrollarse primero. La tasa de
desarrollo del volumen muscular, es proporcional a la oposición impuesta
por el músculo. Los ejercicios que se realizan frente a una gran
oposición y con pocas repeticiones generan fuerza; los ejercicios con
baja oposición y gran número de repeticiones aumentan la resistencia.
Cuanto mayor es el estiramiento del músculo mayor es la fuerza
contráctil; por lo tanto, en posición de estiramiento se utilizan menos
fibras que cuando la contracción se realiza en una posición más
encogida. La tensión máxima aparece cuando la longitud es de 10%
superior a la de reposo.
El aumento de la fuerza se produce en
mayor medida por el reclutamiento de unidades motoras adicionales que
porque las unidades contráctiles descarguen de forma más rápida. Por
tanto, el aumento de la fuerza depende de un esfuerzo voluntario mayor,
la integridad del sistema nervioso central y un mejor funcionalismo de
las sinapsis y las placas motoras.
Los ejercicios de resistencia progresiva
son esencialmente ejercicios dinámicos rítmicos. Utilizan una oposición
máxima que se aumenta en medida que mejora la fuerza. El aumento de las
series de ejercicios diarios facilita que el músculo alcance su rango
completo de movimiento y asegura un posicionamiento correcto.
Los ejercicios estáticos son especialmente útiles en los casos en que debe evitarse el movimiento de la articulación o este no es posible. Los ejercicios isométricos
intentan ser una combinación de ejercicios isotónicos e isométricos en
la que la velocidad de movimiento se mantiene constante mediante un
dispositivo, y se aplica y se mantiene una tensión máxima a lo largo de
todo el ciclo.
Los tipos de ejercicios y su aplicación varían
con el grado de recuperación o el estado del postoperatorio. En la
condromalacia rotuliana, en la que los ejercicios del cuádriceps deben
llevarse a cabo con movimiento rotuliano mínimo, el cuádricpes debe
contraerse lenta y completamente antes de intentar la contracción
máxima.
En este caso resulta eficaz elevar la pierna recta
contra una resistencia. Con la pierna completamente extendida, se hace
contraer el cuádriceps hasta su punto máximo, con el mayor esfuerzo que
pueda tolerarse. El movimiento se evalúa por observación del
desplazamiento hacia arriba de la rótula fijando el cuádriceps. La
contracción debe mantenerse al contar tres o cinco, y relajarse a
continuación. El ejercicio debe realizarse de 15 a 30 veces cada hora
del día intentando aumentar el esfuerzo de la contracción.
Se
comienza con una elevación de l apierna recta sin resistencia, la
elevación de la pierna recta debe realizarse cada hora con una elevación
mantenida de 45º y un periodo de reposo intermitente. Posteriormente se
instauran ejercicios de elevación de la pierna recta contra una
resistencia elástica, estos ejercicios de resistencia en el
postoperatorio no se inician hasta tres o cuatro semanas después de la
intervención.
El paso a los ejercicios de resistencia de tipo
cinético depende de ciertos conceptos y métodos aprobados por le médico.
La resistencia se aplica de forma manual por parte de un
fisioterapeuta, la colocación de un acolchado de 8cm. debajo de la
rodilla obliga a esta a una pequeña flexión y se ha observado que esto
es más eficaz; también se ha cuestionado la posición del pie en los
ejercicios de cuádriceps, que generalmente es de flexión plantar,
dorsiflexión, inversión o eversión. Parece ser que la dorsiflexión
maleolar mejora la eficacia del cuádriceps.
El punto esencial de
los ejercicios de resistencia progresiva (PRE) es la determinación de
la resistencia máxima a la extensión completa que el paciente es capaz
de superar en una contracción y la determinación del peso que el
paciente es capaz de soportar en extensión completa durante 10 ensayos
repetidos. A medida que progresa el programa al pie se le permite un
reposo sobre un soporte entre las elevaciones, elevándolo primero desde
la posición inicial hasta el soporte y después desde el soporte hasta la
extensión completa de la rodilla; a continuación se la hace descender
hasta la posición inicial (recuperando 1 ó 2 minutos antes de inicial de
nuevo la maniobra).
En el extremo de la extensión completa se
ejerce un esfuerzo máximo para reclutar todas las unidades motoras, y la
pierna se mantiene extendida contando hasta tres. El período de
ejercicio dura de 30 a 45 minutos y se realiza 3 veces al día. La
aplicación de calor y masajes después de cada sesión es beneficiosa.
La
resistencia se aumenta gradualmente y se disminuyen las repeticiones.
La fuerza normal se alcanza en 3 o 6 semanas. Tras alcanzar la fuerza
normal, deben iniciarse los ejercicios de resistencia. Estos consisten
en pedaleo, subir y bajar escaleras, saltos, ligeras flexiones (no
sobrepasar el 50% de la flexión completa) y jogging.
El uso de
un peso aplicado en el pie o en el tobillo en lugar de usar una polea es
un punto que hay que tener en cuenta, ya que la resistencia a una bota
lastrada es máxima en la zona más eficaz de la extensión, los últimos
45º. Haciendo descender la bota al soporte después de cada elevación, no
se produce ningún estiramiento ni torsión de ligamentos. La resistencia
a la polea es máxima en el inicio de la extensión, cuando la rodilla
está flexionada 90º, pero disminuye a medida que esta se extiende.
Los
ejercicios también se consideran eficaces para aumentar la fuerza
tensora de los ligamentos. A medida que se recupera la fuerza del
cuádriceps, debe incorporase al programa de ejercicios un a aplicación
moderada de tensión de ligamentos, se enseñará al paciente a aplicar una
suave presión manual sobre la pierna en dirección vara o valga junto a
los ejercicios de abducción y aducción contra una bolsa lastrada, en
posición recostada. Los ejercicios de resistencia progresiva en posición
prona de los músculos posteriores del muslo, son también beneficiosos.
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